R.A.C.
: RECEPCIÓN, ACOGIDA Y CLASIFICACIÓN DE ENFERMERÍA. EVOLUCIÓN Y
ADAPTACIÓN A EQUIPOS DE EMERGENCIAS SANITARIAS
Antonio
J. Valenzuela, Sixto Cámara Anguita
RAC:
RECEPCIÓN, ACOGIDA Y CLASIFICACIÓN.
Este término es empleado por primera vez en 1998 por miembros de
la Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias
(SEEUE). Conceptos parecidos son manejados por otras
sociedades científicas, desde hace años, pero empleando otra
denominación. Aunque se utilicen distintas terminologías los
conceptos y las
consecuencias que se derivan de los mismos son muy similares.
Todas las fuentes recientes consultadas coinciden en que el término
triage por su significado y aplicación histórica y
tradicional quedará circunscrito exclusivamente, en la terminología
sanitaria, para definir la clasificación de víctimas en las
emergencias producidas por catástrofes
como consecuencia de la necesidad de la priorización ante
una desproporción entre necesidades y medios disponibles, pues en
estos casos es inviable la aplicabilidad de la RAC.
La RAC es una correcta comprensión del problema de salud de los
pacientes desde la óptica asistencial por niveles de gravedad y
su correspondiente adecuación a la estructura del medio
asistencial. Mantiene y refuerza la relación interpersonal entre
paciente y profesional sanitario, en la que deben establecerse
conexiones empáticas y éticas.
La recepción es el momento en el cual se establece la
primera relación asistencial como respuesta a la demanda del
ciudadano / cliente / paciente / familia.
La acogida es el modo relacional en el que se desarrolla el
primer encuentro sanitario-paciente y conlleva la puesta en práctica
de todo el bagaje de valores humanos hacia el paciente y la
familia desde la personalidad enfermera, predisponiendo
favorablemente a la relación terapéutica positiva.
La clasificación determina una toma de decisiones en
cuanto a la asistencia del paciente con relación a su estado de
salud, adecuando esa toma de decisiones a las capacidades del
servicio y de respuesta material y humana, que presenta cada
unidad asistencial. La clasificación se hará en función de los
síntomas y manifestaciones subjetivas del paciente, o acompañante,
en aras de una priorización en la atención médica y de cuidados
enfermeros.
En la RAC se iniciará la prestación de cuidados inmediatos
ofreciendo un abordaje integral de la persona en cuanto a
manifestaciones físicas, emocionales y cognitivas.
En cuanto a la escala empleada para clasificar asignando una
prioridad en la atención, la bibliografía recomienda
expresamente que se utilice un sistema con solvencia acreditada,
citando como ejemplo el canadiense, australiano o Manchester,
desaconsejando la utilización de aquellos que sean desarrollados
localmente sin haber sido validados correctamente. La mayoría de
estas escalas de clasificación hacen mención a 4 ó 5 niveles de
prioridad en los que prima la atención médica.
Ej.
Escala de prioridad:
Nivel
1.- Resucitación. |
Nivel
2.- Emergencia. |
Nivel
3.- Urgente. |
Nivel
4.- Semiurgente. |
Nivel
5.- No urgente. |
Las mismas fuentes manifiestan con rotundidad que esta actividad (RAC)
es propia de los Diplomados en Enfermería por su cualificación
profesional.
ADAPTACIÓN
DEL TÉRMINO RAC EN EQUIPOS DE EMERGENCIAS.
Las sociedades científicas implicadas en este tema se pronuncian
claramente al afirmar que la RAC no puede entenderse sólo como un
proceso exclusivo del ámbito de la atención urgente
hospitalaria, sino que debe exportarse también a la emergencia
extrahospitalaria. Tal y como queda definida esta actividad en las
referencias bibliográficas, hablamos de un nuevo concepto que
implica no sólo una acción mecánica de estos tres verbos, sino
una actitud acentuada de empatía con el problema de salud del
ciudadano y su entorno, atendiendo a unos niveles de gravedad
(clasificación) e implicando la creación de relaciones humanas
interpersonales en el transcurso de su atención y cuidados. No
debemos limitar su ámbito de aplicación a los servicios de
urgencias hospitalarios, sino que debe ser compartida con la
atención extrahospitalaria, eso sí, siendo adaptada a este medio
desde el siguiente punto de vista. No podemos pretender aplicar
la RAC en el medio extrahospitalario (dentro de un equipo móvil
de estas características) del mismo modo que lo hacemos en el
hospitalario pues carecería de sentido, pero con la misma
rotundidad afirmamos severamente que, la RAC implica un modo
relacional, una conducta y una actitud desde el punto de vista holístico
hacia el paciente y su entorno; detalles estos que deben ser
abordados como una actividad propia de los diplomados en enfermería
por su cualificación profesional sea cual sea su ámbito de
trabajo
y debiendo ser
registrada. Se trata por tanto de dotar, a este momento en el que
se mantiene un primer contacto con el ciudadano, de importancia y
entidad propia.
La Recepción y Acogida en equipos de emergencias sanitarias
no deben entenderse en el sentido estricto de la palabra (pues es
el paciente el que nos recibe y acoge a la espera de que lo
atendamos), sino que significa el momento del primer contacto con
el ciudadano y su entorno utilizando un modo relacional, una
actitud y una conducta holística, empática y humana en un
intento por prever, evitar y minimizar la aparición de respuestas
de afrontamiento negativas, siendo el inicio del proceso enfermero
y el comienzo de la aplicación de cuidados, tratando de atender
las necesidades alteradas.
Preservar la intimidad del paciente en la medida de nuestras
posibilidades, emplear la figura de la familia en su beneficio,
presentarse al paciente (bien de manera verbal bien portando la
tarjeta de identificación), emplear un adecuado lenguaje verbal y
no verbal tratando de transmitir la mayor seguridad y confianza,
aportar información... son, en definitiva, algunos ejemplos de
conductas que realizamos habitualmente de manera natural en los
primeros momentos de la asistencia en nuestro trabajo diario y que
encajan perfectamente en la filosofía RAC.
La clasificación de enfermería en equipos de emergencias
sanitarias merece un tratamiento especial para evitar
interpretaciones erróneas. Comenzaremos dejando perfectamente
claro que, en ningún caso esta actitud supondrá conflicto o
enfrentamiento alguno entre las figuras médico/a y enfermero/a.
Las sociedades científicas establecen que la priorización dentro
de la RAC se hará con respecto a la atención médica y de
cuidados de enfermería; sobre la primera es indudable que, si ya
está presente la figura del personal médico a ellos les
corresponde establecerla, pero, con respecto a los cuidados de
enfermería, en caso de establecer una prioridad es la enfermera
la que debe asignarla (pensando también en este punto en la
posterior asistencia en el centro hospitalario). Por tanto queda
perfectamente claro que la prioridad asignada por el personal de
enfermería en estos casos se refiere exclusivamente a los
cuidados de enfermería, sin otra pretensión que ser una
información orientativa y muy valiosa para la continuidad de
cuidados con otros niveles asistenciales.
-Como se ha comentado anteriormente, recordaremos que quedan
excluidas las situaciones de emergencias colectivas o catástrofes,
en las que sí está claro que es el profesional de enfermería el
encargado de llevar a cabo el proceso conocido tradicionalmente
como triage-
Las escalas que hemos comentado con anterioridad están diseñadas
para el ámbito hospitalario y prima la categorización en cuanto
a una atención médica precoz, buscando una dinámica operativa más
fluida en los servicios sanitarios en los que se emplea. Aún así,
desde nuestro “humilde” punto de vista (y sin otra pretensión
más que la de compartir una reflexión fruto de nuestra inquietud
como profesionales), creemos que este tipo de escalas adolecen de
una visión desde el punto de vista de los cuidados de enfermería.
Es decir, presentan carencias respecto al hecho de reflejar las
necesidades del paciente en cuanto a cuidados de enfermería.
Indudablemente entendemos que esto es debido a que originariamente
no fueron concebidas para dejar constancia de este tipo de
información a la que nos referimos. El concepto de triage
hospitalario es relativamente reciente en España (10-15 años), e
inicialmente se implantó en servicios de urgencias de centros
hospitalarios mayoritariamente, con la misión de servir de filtro
ante una masificación evidente de los mismos. La misión del
personal de estas consultas era la de filtrar las diferentes
patologías asignándoles una prioridad en función de una
valoración clara, breve y concisa. Posteriormente transmitía
esta información a los facultativos y estos atendían a los
pacientes por orden de prioridad, consiguiendo así una mayor
fluidez. Como hemos comentado en líneas anteriores este concepto
relativamente moderno de “triage en servicios de urgencias” ha
sido superado hoy día por el término RAC, dotando a este último
de una visión holística del paciente, es decir, una correcta
comprensión de su problema de salud. La adopción de este nuevo
concepto no repercutirá negativamente en la fluidez de la
asistencia. Es por ello que, a pesar de que las escalas de cinco
niveles, que muestran una visión clínica, son obligatoriamente
necesarias, creemos que, de alguna manera, es apropiado en muchas
ocasiones reflejar también una prioridad desde el punto de vista
de los cuidados de enfermería.
En este sentido entendemos que es Maslow, con su teoría
de la pirámide de necesidades, la que establece una jerarquía
clara y concisa que puede sernos de utilidad. La pirámide en
cuestión consta de cinco escalones (niveles). El escalón base
concierne a las necesidades fisiológicas, el segundo
redunda en las necesidades que amenazan la seguridad, el
tercero refiere las que representan el aspecto social, el
cuarto las que reflejan la autoestima y el quinto las
necesidades que afectan al concepto de autorrealización.
Para satisfacer las necesidades de un escalón superior es
necesario tener cubiertas las necesidades del escalón inferior.
Por otro lado, abordando esta cuestión con naturalidad, creemos
que no es más que reflejar lo que realmente hoy día hacen los
enfermeros durante los primeros minutos de la asistencia:
establecer qué necesidades se detectan alteradas, relacionadas
con el problema de salud. Indudablemente habrá que iniciar los
cuidados sobre las necesidades alteradas más próximas a la base
de la pirámide.
En definitiva, la
clasificación desde el punto de vista de los cuidados de enfermería
en equipos de emergencias sanitarias consiste en ubicar al
paciente en un determinado nivel de una escala gradada en función
de las necesidades que presenta alteradas y que están
relacionadas con su problema de salud; en este caso, según
nuestra propuesta, contamos con los cinco escalones de la pirámide
de Maslow como niveles. Normalmente no sólo se presenta alterada
una necesidad, sino que irá acompañada del trastorno de otras,
por lo que habrá que ubicar al paciente en el nivel más próximo
a la base de cuantos tiene alterados, dejando así constancia
de sobre qué necesidades debemos iniciar los cuidados según
nuestro criterio como profesionales. Los cuidados que se requieran
para satisfacer las necesidades alteradas será necesario
abordarlos de manera independiente (diagnósticos de enfermería)
o bien en colaboración con otros profesionales (problemas de
colaboración).
Para entender la RAC debemos contemplarla en su amplio contexto
de Recepción, Acogida y Clasificación, y no centrarnos
exclusivamente en la priorización, que en el caso de la
asistencia en equipos de emergencia queda reducida a la priorización
en cuanto a la atención de cuidados
de enfermería por necesidades alteradas.
No es extraño debido a las particulares características de
nuestro medio que, en muchas ocasiones, no sea posible llevar a
cabo el proceso RAC, bien en su totalidad, bien en cuanto a la
asignación de prioridad. En estos casos, simplemente, no se
cumplimentará este apartado en el registro de enfermería.
Pensamos que el hecho de reflejar una clasificación atendiendo a
los cuidados de enfermería debería emplearse también en el
resto de servicios sanitarios de urgencias conjuntamente con las
escalas tradicionales de triage, para así ofrecer una visión más
amplia. Del mismo modo creemos que esta actitud no tiene por qué
incrementar los tiempos en la atención inicial.
El proceso enfermero por tanto, tiene su inicio en la RAC, es por
ello que la enfermera podrá, ya desde estos momentos, recoger
datos sobre algunas necesidades, detectar los primeros indicios
indicativos de problemas reales o potenciales, marcar unos
objetivos iniciales y llevar a cabo las primeras intervenciones
que contribuyan a alcanzar esos objetivos. Todo esto deberá ser
registrado en los apartados correspondientes.
RECOGER
DATOS vs REGISTRAR DATOS.
Es necesario diferenciar el proceso de recogida de datos del
proceso de registro de los mismos. A lo largo de toda la
asistencia la enfermera constantemente recolecta una serie de
datos que considera importantes, sin embargo no se interrumpe la
asistencia para registrarlos en el documento correspondiente. El
proceso de registro se hará en varios intervalos de tiempo a lo
largo de la asistencia sin que ésta se vea comprometida. Este
registro debe estar diseñado para facilitar su cumplimentación
al máximo, pero no debemos olvidar que debe ser conocido a la
perfección por el profesional como si de un mapa se tratase y que
se deberán desarrollar mediante el entrenamiento las habilidades
necesarias para conseguir una cumplimentación rápida y eficaz.
Apostamos decididamente por que el primer apartado de este
registro de enfermería sea el que corresponde a la RAC.
CUMPLIMENTACIÓN
APARTADO RAC.
En esta imagen
reproducimos el apartado correspondiente a la RAC de un posible
registro de enfermería en emergencias sanitarias (si bien no
reproducimos el resto de apartados que componen el documento al
completo: valoración, problemas detectados, criterios de
resultados, intervención, evaluación).
|
Al área que se corresponde con este apartado en el registro
se le ha asignado el color amarillo / verde.
Se marcará la casilla correspondiente cuando realmente se
haya llevado a cabo el proceso RAC.
|
Los datos referentes a la temporización han sido incluidos
siguiendo las recomendaciones de la bibliografía consultada (se
cumplimentará en su caso si fuera posible). El apartado RAC
está estrechamente relacionado con el de valoración. Si en los
primeros momentos de la asistencia ya se detectan indicios de
necesidades alteradas se marca esta casilla del cuadro RAC, siendo
tratados más detalladamente en los ítems de la valoración.
Finalmente se asignará una prioridad en cuanto a los cuidados de
enfermería marcando el escalón que se considere refleja la
necesidad alterada sobre la que se debe iniciar la aplicación de
cuidados. Si se detectaran más de una necesidad alterada se
marcará únicamente un escalón, aquel que se encuentre más
cercano a la base de la pirámide, o excepcionalmente aquella que
sea escogida por el profesional según su criterio. Esta prioridad
será asignada si fuera posible y si así lo estima oportuno el
profesional de enfermería.
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